Brennon
Quizás el químico filipino cuyo trabajo es más popular en la actualidad es Julian Banzon. En la década de 1950, Banzon estaba trabajando arduamente en el campo de los combustibles alternativos. Teniendo en cuenta que prácticamente ningún otro científico en ese momento estaba pensando seriamente en esta área de estudio, Banzon fue verdaderamente un pionero en el campo.
Banzon centró sus estudios en la caña de azúcar y el coco. Pudo extraer combustibles viables de estos artículos, lo que le valió numerosos premios y certificados. También ideó un método químico para extraer aceite de coco, un proceso que, hasta entonces, se hacía mecánicamente. El nuevo método de Banzon fue mucho más fácil y más eficiente en mano de obra.
Ramon Barba es otro químico filipino que merece ser reconocido. Trabajando con equipos que no eran de última generación y sin las grandes sumas de dinero de las subvenciones que los científicos a menudo reciben, Barba creó algunos de los métodos más innovadores de cultivo de mango en la industria. Sus descubrimientos en este campo llevaron a grandes aumentos en el cultivo de mango, lo que, a su vez, condujo a una mayor cosecha y más dinero para su país.
Además de los mangos, Barba trabajó en otros cultivos, como banano, caña de azúcar y mandioca. Sus descubrimientos han llevado a una mayor producción y métodos de cultivo más eficientes y ecológicos. Su mente brillante, junto con su dedicación a trabajar en circunstancias a las que otros científicos pueden haber hecho caso omiso, hacen de Ramon Barba un verdadero pionero y una inspiración para todos los aspirantes a químicos.
Por último, pero ciertamente no menos importante, Anacleto del Rosario es conocido como el "Padre de la ciencia y el laboratorio de Filipinas". Obtuvo este título al descubrir un método para producir alcohol puro a partir de la palma nipa, descubrimiento que le valió el primer premio en la Exposición Universal de 1881. También realizó un trabajo pionero en el campo de la extracción de aceite de ricino. Muchos sienten que todos los químicos y científicos filipinos tienen una deuda de gratitud con Del Rosario.