Verona
No importa cuán competentes o trabajadores sean estos gerentes, entienden que nadie puede lograr los objetivos de una organización por sí solo. La gestión implica trabajar con y a través de otras personas. Debido a que las personas son impredecibles, y debido a que la interacción entre gerentes y empleados es impredecible, es imposible imponer un conjunto rígido de reglas que funcionen en todas las situaciones. Esa es una de las razones por las que la administración es tanto un arte como una ciencia.
Piense en Lia Manoliu, ex medallista de bronce olímpica. Como presidenta del comité olímpico nacional de Rumania, ocupó un puesto fundamental que afectó la entrada de su país a los Juegos Olímpicos de 1992. Confió en su capacidad para liderar, motivar e influir en las personas, así como en sus habilidades técnicas de administración, planificación y presupuestación, utilizando tanto el arte como la ciencia de la gestión para hacer frente a una variedad de desafíos y personas. Entre otras tareas, recomendó los estándares para los atletas del equipo, facilitó el entrenamiento del equipo y la financiación de viajes, y reclutó entrenadores y entrenadores. Su interacción con funcionarios gubernamentales, miembros del Comité Olímpico Internacional, entrenadores y atletas fue tan importante para el desempeño olímpico de Rumania como la destreza de sus atletas.
A lo largo de los años, muchos principios de gestión se han codificado científicamente para su estudio y aplicación. Sin embargo, las personas no pueden desarrollar plenamente sus habilidades de gestión sin aplicar algunos talentos creativos. Es por eso que los gerentes se basan en gran medida en su propia experiencia para equilibrar las demandas y oportunidades de sus trabajos. Además, el creciente cuerpo de conocimiento sobre técnicas y herramientas de gestión sugiere que los gerentes también deben aplicar la invención y la intuición, especialmente cuando los hechos y las cifras no muestran una imagen clara de qué hacer.