El tiempo es nuestro tesoro, lamentablemente sucede con demasiada frecuencia que lo desperdiciamos sin pensar. ¿Con qué frecuencia decimos más tarde que el día definitivamente es demasiado corto? ¿Cuántas veces les decimos a nuestros amigos que no tenemos tiempo para nada, que estamos estancados y muy atrasados con el trabajo? Tenemos que encontrar horas valiosas a partir de ahora, a partir de ese momento prestamos mucha atención a cada momento que ha pasado desapercibido hasta ahora.
1. Observamos.
Preparemos un cuaderno que siempre podamos tener con nosotros y comencemos una lista de nuestras actividades diarias.
La lista debe incluir:
- la hora de la llamada de atención,
- la hora del baño matutino
- la hora del desayuno - el tiempo de
viaje diario
- el tiempo que pasa en el trabajo (con un desglose del tiempo que realmente pasa en el trabajo y el tiempo que pasa en el trabajo)
- ahorre horas extraordinarias y horas dedicadas al trabajo en casa.
- ahorramos el tiempo que pasamos con la familia
- el
tiempo que dedicamos a ver la televisión , jugar a libros, etc.
- el baño vespertino y el tiempo para dormir.
Tal lista nos ayudará a notar qué caos prevalece en la distribución de nuestro día. Ya a la hora de ahorrar, subconscientemente aumentaremos nuestra eficiencia porque detectaremos errores de forma regular.
2. Preparamos el plan del día.
Después de aproximadamente una semana, nuestro cuaderno comenzará a servirnos para otros fines. Todas las noches debes sentarte y escribir un plan aproximado para el día siguiente.
Guardamos todas las tareas, reuniones y demás cosas planificadas.
Asegurémonos de que el plan no sea demasiado ajustado, como norma debes planificar alrededor del 50% del tiempo disponible, gracias a lo cual estamos seguros de que podremos hacer todo con él.
3. El plan es algo individual.
No nos desanimemos si al principio no somos capaces de distribuir de forma realista la tarea y todas las tareas. Notaremos una mejora con cada día. Nuestro plan se irá implementando cada vez más, hasta que finalmente escribirlo y hacerlo será tan natural para nosotros como el café de la mañana.
4. Un sistema tan simple se puede comparar con la planificación de la dieta o con el ahorro de dinero. En cualquier caso, primero hacemos una lista de hábitos y luego planificamos los pasos a seguir.