Como jugador de ajedrez me encanta ganar. Es tan bueno ver la mirada de consternación en el rostro de mi oponente cuando sabe que no importa lo que haga, no importa cómo se retuerza, lo tengo agarrado a los cajones y voy a seguir apretando. ODIO ver a un oponente que siente lo mismo por mí. > :-(
De manera bastante cómica, un año en el Abierto de Australia mi oponente era una mujer búlgara. Era una cosita bonita, construida como un refrigerador y con una cara a juego. Siempre que hacía un movimiento a ella no le gustaba, siseaba entre dientes. Era el ajedrez equivalente al chillido de Sharapova.
Mis chistes favoritos son los que pertenecen a mi reinado de la procrastinación, sin embargo, cuando un compañero de trabajo o alguien más procrastina, se vuelve bastante molesto. Buena suerte para ti.