Entre las numerosas actividades llevadas a cabo por el ser humano que trastocan el ecosistema, la actividad más notable de todas sería la quema de combustibles fósiles y petróleo crudo.
Durante muchos años, la humanidad ha aprendido a aprovechar los combustibles fósiles y el petróleo crudo como medio de transporte. Desafortunadamente, la quema de combustibles fósiles y petróleo crudo emite niveles de dióxido de carbono en la atmósfera.
El dióxido de carbono, entre otros gases, está formando una barrera en la atmósfera que deja entrar el calor del sol, pero no deja salir tanto calor. Como resultado, el clima de nuestro planeta se está calentando y provocando el derretimiento de los casquetes polares. Esto luego conduce a un aumento en el nivel del mar y, por lo tanto, a inundaciones, así como a condiciones climáticas más adversas. No solo esto, sino que está amenazando la vida de numerosos animales salvajes que habitan las regiones árticas del mundo.
Se han implementado numerosas estrategias y acciones en un intento por reducir la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera, que incluyen:
- El desarrollo de fuentes de energía renovables y más ecológicas como la energía solar.
- Fomentar el uso del transporte público, la bicicleta y caminar cuando esté disponible.
- Fabricantes de automóviles que desarrollan automóviles que funcionan completamente con electricidad en lugar de gasolina.
Aunque nuestro consumo de combustibles fósiles ha provocado un aumento en el daño climático de la Tierra, los científicos creen ampliamente que si los países actúan rápidamente para reducir las emisiones de carbono, el problema puede resolverse.