La primera definición del término actitud estética que se encontró es similar a esto: una actitud estética es una actitud de contemplación comprometida, pero desinteresada y distante, frecuentemente considerada como la única forma apropiada de entender el valor estético de la naturaleza o una obra de arte.
En otros lugares, el término se define como tal: Una atención compasiva y desinteresada y también la contemplación de cualquier tipo de objeto por sí mismo. Simpatizar aquí significa aceptar un objeto en sus términos para poder apreciarlo; desinteresado se refiere a no tener preocupaciones con respecto a propósitos ulteriores y la contemplación es dirigir la percepción hacia el objeto por sí mismo sin el deseo de hacer preguntas o analizarlo.
Básicamente, lo que todo esto significa es que supuestamente se necesita una actitud especial al acercarse a una obra de arte, o incluso a la naturaleza para poder apreciarla. Esta actitud implica tres conceptos principales, a saber, la falta de consideraciones prácticas, la falta de deseos o emociones personales y la indiferencia hacia la realidad.
- Falta de consideraciones prácticas
Un objeto debe abordarse sin pensar en las implicaciones prácticas, intelectuales, sensuales o morales que pueda presentar. Debe considerarse simplemente por lo que es.
- Libertad de emociones o deseos personales
Los motivos personales, las emociones y los deseos preconcebidos deben dejarse de lado para que la obra de arte hable por sí misma. En otras palabras, no se debe abordar un objeto con la expectativa de que se evoquen ciertas emociones o sentimientos.
- Indiferencia a la realidad
Uno no debe acercarse a un objeto sin la intención de analizarlo científicamente o adjuntarle un significado o algún tipo de concepto. El objeto debe tomarse como es, sin cuestionar qué, dónde, por qué o cómo es o qué puede representar.