Sí, las oraciones pueden cambiar la vida de una persona. Por ejemplo, hay un santo que tuvo un hijo llamado Agustín, fue uno de los pecadores más grandes e hizo muchas cosas malas. Pero su madre nunca dejó de orar por él. Entonces, un día, Agustín se dio cuenta de lo que estaba haciendo mal y le pidió perdón a Dios. Y desde entonces se acerca más a Dios y tanto la madre como el hijo están en el cielo. Historia verdadera.
Algunas personas dicen que Dios tiene un plan para todos. Si ese es el caso, ninguno de nosotros tiene libre albedrío.