Holden
Hace dos siglos, Adam Smith proclamó que, a través del funcionamiento de la mano invisible, aquellos que persiguen su propio interés en una economía competitiva promoverían de manera más efectiva el interés público. Este concepto de que la competencia del mercado es una fuerza poderosa para elevar la producción y el nivel de vida es una de las ideas más profundas y poderosas de la historia.
Uno de los grandes logros de la economía moderna ha comprendido el significado exacto del argumento de Adam Smith. Durante los últimos siglos, los economistas han perfeccionado la noción de interés público y hoy comprenden su lógica y limitaciones. La eficiencia, como la definen los economistas, es un proceso mediante el cual la sociedad exprime la máxima satisfacción del consumidor de los recursos disponibles. Más precisamente, la eficiencia asignativa se produce cuando no hay forma de reconocer la producción o el consumo de modo que aumente la satisfacción de una persona sin reducir la satisfacción de otra. O, para decirlo de otra manera, una situación eficiente es aquella en la que nadie puede mejorar sin empeorar a otro. En condiciones limitadas, incluida la competencia perfecta, una economía de mercado mostrará eficiencia en la asignación.