Mina
En el mundo empresarial contemporáneo, una fusión entre culturas es un fenómeno bien conocido. Como sugiere su nombre, una fusión transcultural es la unión de dos empresas que pertenecen a dos culturas diferentes. Con el impacto creciente de la globalización, estos fenómenos generalmente se ven con una impresión favorable. Sin embargo, además de tener sus innegables ventajas, las fusiones transculturales tienen sus propios inconvenientes.
Las ventajas que una fusión transcultural aporta a ambas empresas son innumerables, la más importante de las cuales es un intercambio mejor y más completo de ideas, habilidades y otros recursos entre las dos empresas. En segundo lugar, la mayor generación de negocio es otro factor que se suma a la lista de beneficios. Además, las fusiones transculturales generalmente resultan en una mejora de las clasificaciones de la industria, lo que demuestra ser un impulso adicional a la buena voluntad de ambas organizaciones. Además, las empresas involucradas en tales fusiones siempre terminan adquiriendo una mayor participación de mercado en los respectivos mercados en los que operan.
Viniendo a las desventajas, una fuerte sería la de la inevitable falta de armonía cultural que no podría evitarse por muy amable que sea el ambiente de trabajo. Sumado a eso, la delegación de autoridad se convierte en otro tema que, en general, las empresas que están involucradas en este tipo de fusiones sufren. También el factor de despido se convierte en un punto de preocupación para todas aquellas organizaciones que optan por fusionarse con empresas de otra cultura.