Una ventaja de la competencia pura es que todos tienen la oportunidad de jugar; en otras palabras, el capitalismo es desenfrenado, y cada persona está por sí misma. Las empresas pueden surgir en cualquier momento y luego desafiar a los conglomerados más grandes del mundo. Con la competencia pura, el gobierno se mantiene al margen de los asuntos comerciales y les permite seguir su propio curso, de modo que los empresarios no se vean limitados por la burocracia, los impuestos injustos y las reglas y regulaciones interminables.
Una desventaja de la competencia pura es que las grandes empresas ya establecidas, como las multinacionales, nadan en los océanos del comercio como grandes tiburones blancos, devorando empresas más pequeñas como si fueran peces de colores. Es difícil competir contra millones o miles de millones de dólares en influencia corporativa. De hecho, las grandes empresas a menudo pueden ir demasiado lejos en su búsqueda para destruir a los competidores más pequeños; cuando esto ocurre (como sucedió alguna vez con Microsoft), un conglomerado puede ser acusado de administrar un monopolio. Sin embargo, el dinero habla y las corporaciones multimillonarias tienden a patinar sin mucho castigo por sus delitos de cuello blanco, ya que están armadas con un batallón de abogados brillantes.
No existe un sistema perfecto para administrar el comercio en un país del continente, ya sea que un gobierno imponga el capitalismo puro (competencia pura), el socialismo o el comunismo, siempre habrá fallas en el sistema. En el caso del comunismo, una mirada a la torturada historia de Rusia es todo lo que se necesita para ver cómo ese tipo de concepto de "compartir", que supuestamente borra la codicia y la competencia, puede ser abusado y retorcido.
Los seres humanos no son ángeles, por lo que cualquier sistema que les niegue la oportunidad de competir, ganar dinero y lograr sus objetivos está básicamente condenado al fracaso. Sin embargo, el socialismo, que cuenta con un gran control gubernamental sobre el comercio, es efectivo en los países escandinavos. La competencia pura es un estado feroz, en el que los fuertes suben y los débiles caen.