Los cristianos deben amarse unos a otros porque Dios es amor; lo amamos porque él nos amó primero; si un cristiano dice amar a Dios pero odia a su hermano, es un mentiroso. Estas son palabras fuertes. Jesucristo aplicó las palabras "homicida" y "mentiroso" a Satanás el Diablo. (Juan 8:44) ¡Nunca quisiéramos que se nos aplicaran esos términos!