Aaliyah
El consumo de alcohol a largo plazo puede interferir con el crecimiento óseo y el reemplazo del tejido óseo (es decir, remodelación), lo que resulta en una disminución de la densidad ósea y un mayor riesgo de fractura. Estos efectos pueden ejercerse directa o indirectamente a través de los muchos tipos de células, hormonas y factores de crecimiento que regulan el metabolismo óseo. El consumo de alcohol durante la adolescencia reduce la masa ósea máxima y puede resultar en huesos adultos relativamente débiles que son más susceptibles a fracturas. En los adultos, el consumo de alcohol puede alterar el equilibrio continuo entre la erosión y la remodelación del tejido óseo, contribuyendo a la enfermedad ósea alcohólica. Este desequilibrio se debe en parte a la inhibición inducida por el alcohol de los osteoblastos, células especializadas que depositan hueso nuevo. Alguna evidencia sugiere que beber con moderación puede disminuir el riesgo de fracturas en mujeres posmenopáusicas.