Si un sabio aprende por la experiencia de otros, ¿cómo aprende el necio?

Según el proverbio "El sabio aprende por la experiencia de los demás; el necio por la suya propia". Por supuesto, hay un dicho igualmente antiguo que dice que "La experiencia es el mejor maestro".

Ambos dichos son ciertos. El punto del primer proverbio es que, si el conocimiento existe y es fácil de usar, es una tontería no hacer uso de él. Aún necesitará experiencia y práctica para aprender una habilidad, hacer su trabajo, etc. pero (para usar otro proverbio) no es necesario reinventar la rueda.

Por ejemplo, si acaba de adquirir su primera computadora, sería muy tonto tirar las instrucciones, los detalles de la línea de ayuda y toda la otra información, basada en la experiencia y el conocimiento de los demás, que lo ayudaría a obtener lo mejor de eso. Por otro lado, solo usando la computadora usted mismo desarrollará habilidades con el teclado, habilidades en Internet, etc., incluso un curso de TI es de poca utilidad a menos que practique.

Un tonto se apresura a entrar donde los ángeles temen pisar, lo que también podría interpretarse como un acto de valentía. A veces hay una delgada línea entre el comportamiento imprudente y la valentía. A veces, un pleno aprende mediante errores y comportamientos impetuosos. Mucho depende de cuál sea nuestra definición de tonto.
Los tontos y los sabios juntos aprenden de la experiencia de sus propias acciones y las de los demás, pero van aprendiendo de una manera diferente. Todo depende de la definición o percepción de sabio y necio en cualquier situación o condición dada.

Lógicamente, también podríamos decir que el proverbio "el sabio aprende de los errores del necio y el necio de los suyos" significa que un sabio NO puede prescindir del necio porque no habrá nadie de cuyos errores aprender; es decir, sin un necio, un sabio no puede aprender, pero sin un sabio, un necio todavía puede hacerlo solo.