Desde temprana edad, William Blake informó haber tenido visiones; afirmó haber visto a Dios a los cuatro años y un árbol lleno de ángeles varios años después.
Blake también era un gran creyente en el poder sublime y la belleza de la naturaleza, e hizo de esto el tema de gran parte de su trabajo. Creía que era uno con el mundo natural y podía "verlo" y entenderlo de una manera que la mayoría de la gente no podía.