Deshaun
Existen principalmente dos tipos de fracturas: fractura simple y fractura compuesta. En una fractura simple, aunque el hueso esté roto, la piel no se daña. En una fractura abierta o una fractura compuesta, hay una lesión profunda que expone el hueso a través de la piel. Una fractura compuesta conlleva el riesgo de infección porque los fragmentos de hueso sobresalen de la piel.
En la mayoría de los casos de fracturas compuestas, el médico puede ver fácilmente el hueso roto. Si la fractura no se ve claramente, generalmente se realiza una radiografía. A veces, es necesario tomar una serie de radiografías desde diferentes ángulos para diagnosticar ciertos tipos de fracturas, como la fractura de costilla. Además, la fractura compuesta conlleva sangrado que debe mantenerse bajo control. Los médicos recetan antibióticos para reducir la posibilidad de una infección.
El tratamiento de la fractura compuesta significa restaurar la espalda rota a su posición original. El objetivo fundamental en el tratamiento de las fracturas es restaurar el hueso roto a su posición original y luego dejarlo inmóvil. En caso de un desplazamiento, el hueso debe restaurarse a su posición original con la ayuda de un yeso o una férula. Una vez que se hace que el hueso se asiente en su posición original, volverá a crecer a su forma original. A veces, es posible que un médico incluso necesite realizar una cirugía para la realineación ósea. A veces, el hueso se puede realinear con la ayuda de tracción, una técnica que implica el uso de pesos pesados para tirar de un hueso roto.