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Hay dos santos diferentes llamados Helena. La primera y más destacada es Elena de Constantinopla. Al principio, los romanos se opusieron a Jesús y sus enseñanzas y luego, después de que él ya no estaba en la escena, probablemente decidieron usar la religión en expansión para su beneficio convirtiéndose en sus cuidadores. Helena era la madre del emperador romano Constantino I. En un viaje milagroso que hizo a Jerusalén, desenterró las reliquias de las tres cruces y los clavos con los que se suponía que Jesús había sido crucificado. Es quizás esta hazaña de recuperar estos importantes artefactos junto con su piedad lo que la llevó a ser canonizada como santa por las ramas católica y ortodoxa del cristianismo. También fue una patrona muy fuerte y poderosa de la iglesia siendo la madre de Constantino I.