Mireille
Es un interesante estudio de una doble personalidad. La mayoría de nosotros tenemos doble personalidad. Uno es nuestra verdadera personalidad y el otro es lo que mostramos al mundo. Mucha gente es hipócrita. Ocultan un interior muy feo bajo un hermoso exterior. La historia también nos cuenta que la codicia por el dinero separa al hijo del padre. Es muy difícil vencer esta lujuria.
El dueño de una fábrica de un banco se declara en quiebra. Sus liquidadores le quitan todas sus máquinas y muebles. Está sentado solo en su salón vacío. Su hijo, Harold, un pobre profesor universitario, viene a ayudarlo y se solidariza con él. Harold no ha gustado mucho a su padre por su mal trabajo y su bajo nivel económico. Harold entra en la habitación y comienza a consolar a su padre. El padre intenta mantener las apariencias. Le dice a Harold que no está preocupado en absoluto. Muchos otros grandes empresarios también se han arruinado junto con él. Explica que tales riquezas y caídas son muy comunes en los negocios. Dice que la codicia por el dinero es una maldición. Siempre quiso ganar más dinero del que quería. Ahora está feliz porque la maldición lo ha abandonado. Él declara que ahora vivirá una vida muy fácil, feliz, simple y contenta en algún pueblo remoto.
De repente, una mosca entra en la habitación. El padre se enoja. Se levanta con un plumero para matarlo. Dice que siempre ha odiado estas cosas sucias. Ninguna mosca se había atrevido a entrar en su habitación hasta entonces. Harold abre la ventana y sale la mosca. Pero entra de nuevo y se pega al techo. El padre se para en la parte superior de la mesa e intenta matarlo, pero en vano. Se siente cansado. De repente, comienza a verse muy viejo y débil. Le pide a Harold que lo ayude a bajar de la mesa. Cuando baja, le dice a Harold que ya tiene sesenta y cinco años y que se acerca a la muerte. Ya no puede luchar. Estuvo triste y gravemente equivocado al correr tras el dinero toda su vida.
De forma inesperada, Harold le hace una oferta de dinero para reiniciar su negocio. El anciano, al principio, rechaza la oferta. Pero cuando Harold repite, y el anciano se asegura de que la oferta es real, salta de alegría. Su rostro comienza a ponerse de emoción. Se quita la máscara exterior de su personalidad. Su verdadera personalidad de hombre de negocios pasa a primer plano. A modo de amonestación, le pregunta a Harold por qué no le contó ese dinero antes.