Ima
Una misión tripulada a Marte sería extremadamente costosa y difícil, y supongo que enfrentará una fuerte oposición política. Sin embargo, también habría beneficios políticos si capturara la imaginación del público.
Una misión a Marte sería una oportunidad de inversión
Se necesitaría una enorme cantidad de fondos para ejecutar tal misión, pero tal proyecto crearía empleos e inversiones.
Cuando el programa del transbordador espacial de la NASA todavía estaba activo, empleaba a 25.000 trabajadores calificados en cinco bases en los EE. UU. Ese proyecto se ha cerrado ahora, y una misión a Marte llenaría el vacío perfectamente.
Mejoras en las relaciones internacionales
Es poco probable que EE. UU. Pudiera enviar una misión a Marte solo, por lo que es casi seguro que también involucraría la cooperación con otras naciones. Una misión a Marte probablemente también desviaría fondos y recursos de la guerra.
Nuevos descubrimientos y tecnología
Naturalmente, una mayor exploración de Marte conduciría a más descubrimientos sobre cómo se formó el planeta y cómo funciona ahora. Se puede pensar en Marte como una Tierra primitiva de muchas maneras, y aprender más sobre él nos daría una valiosa información sobre cómo ha evolucionado nuestro propio planeta.
Los problemas logísticos y tecnológicos que deberían resolverse para enviar humanos a Marte conducirían a nuevas tecnologías que se filtrarían en la sociedad cotidiana. Es inevitable que el sector privado participe en tal misión, por lo que estas nuevas ideas llegarán al mercado rápidamente.
Es probable que los beneficios acumulativos de una misión a Marte capturen los corazones y las mentes del público, si se ejecutan correctamente. Sin embargo, en el clima actual de austeridad, una gran parte del electorado probablemente vería esa misión con rabia.
Santos
Realmente no son ventajas ir a Marte desde el punto de vista de nadie. Sería una verdadera pérdida de dinero, porque allí no se puede hacer nada para ayudar a la gente de regreso a la Tierra.
Se necesitarían muchos años para desarrollar un lugar habitable allí, por lo que sería un suicidio político perseguirlo en la economía actual, ya que el dinero del contribuyente definitivamente se necesita en otros lugares.