En toda la humanidad, Dios no nos ha dejado solos. Abraham, el primer profeta mayor, es el antepasado de todos los demás, en un sentido genético humano. Cada profeta vino a una parte diferente del mundo y a un período diferente. Por ejemplo, Buda Krishna y Zoroastro no se consideran comúnmente parte de la cadena, pero lo son. En la cadena judeo-cristiana, Moisés siguió a Abraham y luego Jesús siguió a Moisés. Después de Jesús vino Mohamed y luego Bahá'u'lláh.
Cada profeta tiene el propósito de educar a la humanidad y cada profeta nos acerca a un mundo donde reconocemos que toda la humanidad es una y que Dios es uno. No hay diferencia entre las religiones, solo las costumbres y las personas que han corrompido las religiones por poder personal después de la aparición de los Santos de Dios.
Considere esto, en todas las religiones, los Diez Mandamientos se mantienen de una forma u otra. Todos siguen un hilo de creencia común.