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El proceso de comunicación es un proceso bidireccional que tiene una serie de pasos que pertenecen al remitente y al receptor, quienes son los principales participantes en el proceso. El éxito del proceso de comunicación depende en gran medida de la selección adecuada del medio de comunicación. Además, los pasos deben lograrse con el nivel de precisión que se requiere para garantizar un desarrollo fluido de todo el proceso.
La primera fase implica que el remitente tenga una idea sobre cómo enviar un mensaje. Después de verificar la viabilidad de la idea para convertirla en un mensaje completo, el remitente evaluaría los hallazgos en contra de la idea y tomaría cualquier camino que los resultados sugieran tomar.
En segundo lugar, el remitente codifica la idea en un mensaje que tiene la intención de enviar a un receptor. La precaución que se toma durante este paso es asegurarse de que el receptor no enfrentará ninguna dificultad para decodificar el mensaje después de recibirlo.
El paso central del proceso es el envío del mensaje del remitente al receptor que es la fase más crucial del proceso de comunicación. El factor que realmente hace que la fase sea tan significativa es la elección del medio a través del cual se decide enviar el mensaje.
Los últimos tres pasos involucran al receptor y el cuarto paso incluye la recepción del mensaje por parte del receptor. Luego viene el quinto paso donde el receptor decodifica el mensaje y desarrolla su propia comprensión del mismo. Más tarde, envía una retroalimentación al remitente, dependiendo de la compatibilidad entre el significado real del mensaje y la interpretación del receptor al respecto.