No hay forma de evitar que los volcanes entren en erupción; por lo tanto, no es posible crear una solución para las muchas formas en que los volcanes cambian la superficie de la tierra.
Hasta que algún avance científico permita el control de las erupciones volcánicas, los gobiernos deben centrar sus esfuerzos en limpiar (o tratar de revertir) el daño infligido por la erupción periódica de los volcanes.
- Ejemplos de daños por erupciones volcánicas
El daño típico a la superficie de la tierra relacionado con las erupciones volcánicas incluye la contaminación causada por cenizas volcánicas. Este tipo de ceniza se compone de roca y vidrio; tiene las siguientes características:
- No se puede disolver en agua.
Después de un volcán, esta ceniza puede descender a la superficie de la tierra en una capa gruesa; presenta riesgos para la salud de seres humanos y animales. En ciertos casos, la ceniza puede hacer que la luz del día parezca oscura y puede provocar cortes de energía y otros problemas. La limpieza de cenizas volcánicas tóxicas y peligrosas se llevará a cabo (con cuidado y seguridad) como parte del trabajo de socorro en casos de desastre.
Otras formas de daño causado por los volcanes pueden incluir la destrucción por terremotos provocados por erupciones volcánicas, así como ráfagas de calor, flujo de lava y deslizamientos de tierra. Las carreteras, los bosques y las áreas urbanas pueden ser arrasadas o quemadas por los subproductos de una erupción: la lava y la ceniza contaminarán la tierra y el aire.
Los volcanes submarinos pueden desencadenar tsunamis poderosos y mortales que causan la muerte de la vida humana, marina y animal, así como una destrucción masiva de la superficie de la tierra.
Otros peligros producidos por erupciones volcánicas incluyen daños por cualquier tipo de depósitos de caída piroclásticos (proyectiles) y gases volcánicos tóxicos. Como puede ver, los volcanes son fuerzas destructivas que no pueden ser controladas por gobiernos u organizaciones científicas. En el futuro, puede haber formas de disminuir la fuerza y el poder destructivo de los terremotos.