Las hojas son los órganos principales de una planta cuando se trata de la fotosíntesis.
Para aquellos de ustedes que aún no lo saben, la fotosíntesis es el método por el cual las plantas transforman la energía luminosa (del sol) en energía química.
El proceso utiliza luz solar, agua y dióxido de carbono y, como subproducto, produce oxígeno.
La forma en que está diseñada una hoja le ayuda a realizar esta tarea, siga leyendo para descubrir cómo:
Estructura de la hoja y fotosíntesis
Las hojas deben poder permitir que el dióxido de carbono de la atmósfera acceda a las células fotosintéticas, evitando al mismo tiempo la pérdida de agua.
Debe liberarse oxígeno (que es el producto de desecho de la fotosíntesis). La estructura de la hoja facilita este proceso a través de lo siguiente:
- Tiene una cutícula transparente que deja pasar la luz.
- Las hojas son delgadas, lo que significa que tienen una gran proporción de superficie a volumen, lo que proporciona la máxima absorción de la luz solar.
- Debajo de la cutícula y la epidermis se encuentra la capa de células en empalizada. Tienen una gran cantidad de cloroplastos, lo que ayuda en la fotosíntesis.
- Las células del mesófilo esponjoso tienen espacios de aire en ellas, lo que permite que entre el CO 2 y ayude en la fotosíntesis.
- El calor producido durante la fotosíntesis, así como el agua, pueden intercambiarse con el ambiente exterior a través de los estomas.