Érase una vez un rey justo y plácido que proclamó que se debía construir un arco, el rey cabalgó por la vía donde perdió su corona porque el arco era demasiado bajo. El rey molesto quería colgar al culpable. Este poema nos cuenta cómo la culpa pasó del jefe de los culpables al arquitecto que culpó al rey por ser él quien hizo los cambios en el plan. Como la nación quería un ahorcamiento y como la soga era demasiado alta, a cada hombre se le midió a la soga, solo el rey se ajustó a la soga y así fue ahorcado. Siguiendo su costumbre, se le pidió al primer hombre que pasara la puerta que eligiera. el rey, él respondió "un melón" ya que esa era su respuesta estándar a todas las respuestas, coronando el melón. Ellos llevaron al melón al trono, y así el melón gobernó la ciudad.