Esperanza
En esta breve y brutal fábula, la tortuga envidiaba al águila su vuelo altísimo; entonces el águila accedió a enseñarle a volar. Llevó a la tortuga hasta la cima de una montaña y luego, como habría hecho con sus propias crías, la dejó caer. La tortuga cayó cientos de pies y se hizo añicos. (En una versión de esta fábula, el águila lo planeó todo como una forma de abrir el caparazón de la tortuga para poder comérselo.
Otra fábula cuenta cómo la tortuga quería viajar a través del mar. Dos pájaros (generalmente golondrinas) acordaron llevarlo entre ellos; cada uno sujetaba un extremo de una cuerda y la tortuga sujetaba con la boca. Todo fue bien hasta que algunos niños empezaron a reír ante esta graciosa vista; ante lo cual la tortuga gritó: "¡No te atrevas a reírte de mí!" Por supuesto, en cuanto abrió la boca se soltó de la cuerda y cayó al mar.
Ambas historias parecen tener el mensaje de que debes conocer tus límites; en particular, el segundo advierte contra la vanidad.