Laney
Un leñador estaba trabajando cerca de un río cuando dejó caer su hacha y cayó al río. Se paró en la orilla y comenzó a llorar, porque sin el hacha no podría ganarse la vida. El dios Mercurio apareció y se ofreció a sumergirse en el río y buscar el hacha. Para poner a prueba la honestidad del leñador, primero sacó un hacha de plata. "No", dijo el hombre, "eso no es mío". Luego Mercurio tomó una de oro, que también fue rechazada. Finalmente, sacó el propio hacha de madera simple del leñador, que aceptó con gratitud. Mercury estaba tan complacido con su honestidad que también le dio las otras dos hachas.
Cuando el leñador llegó a casa, le contó a su vecino lo sucedido. Con la esperanza de tener la misma suerte, este hombre arrojó su propia hacha al río, y cuando Mercury sacó una de oro, la reclamó como suya. Mercury lo castigó devolviéndole el hacha dorada y negándose a sacar también el hacha del hombre.