Marques
En realidad, la vida en el hogar y la vida en un albergue son completamente diferentes entre sí. Y ambos tienen sus pros y sus contras. Recomiendo encarecidamente vivir en un albergue durante al menos un año. Esto trae confianza a los niños. Pueden defender sus derechos y también aprender a afrontar los problemas y las dificultades por sí mismos. También aprenden a gestionar sus gastos y la rutina y los estudios por su cuenta. Sin embargo, no hay comparación alguna de la vida hogareña. Los mimos y la comida de mamá son incomparables en todo el mundo.