Es el uso de productos y servicios de manera que se minimice el impacto en el medio ambiente, de modo que las necesidades humanas puedan satisfacerse no solo en el presente sino también para las generaciones futuras. Cuando se practica el consumo sostenible, los recursos se utilizan con prudencia y se minimizan los productos de desecho y la contaminación.
La principal forma de lograrlo es haciendo más y mejor con menos. En otras palabras, podemos encontrar formas de satisfacer nuestras necesidades y deseos sin agotar los recursos naturales finitos de nuestro planeta.
Esto podría incluir el uso compartido de automóviles, el uso de fuentes de energía renovables, como la energía solar o eólica, el desarrollo de fuentes de combustible alternativas, como los biocombustibles, para nuestras necesidades de transporte y el uso de productos de limpieza ecológicos.