Santiago
Shahpesh fue un rey persa. Ordenó a Khipil, el constructor real, que le construyera un palacio. Khipil era perezoso, hablador y eludido en el trabajo. Empleó a un gran número de albañiles, obreros y esclavos, pero no completó el palacio ni siquiera pasaron cuatro años. King se sorprendió profundamente al ver las paredes sin terminar, las habitaciones sin techo y las fuentes secas. Decidió castigar a Khipil para darle una lección y dar ejemplo a los demás. Pensó en un nuevo plan de castigo. Admiró el trabajo y la devoción de Khipil y le ordenó mostrar el palacio. Shahpesh le pidió a Khipil que caminara ante él como una señal de honor. Khipil dejó de caminar y dijo que había un hueco frente a él. Pero se le ordenó que siguiera adelante, así que cayó al estanque y resultó gravemente herido, y luego los guardias del rey lo sacaron.Después de eso, Shahpesh le pidió que le mostrara el salón de su corte y la silla real. La silla aún no estaba construida. Shahpesh ordenó a Khipil que se sentara en la silla de mármol. Entonces Khipil fingió que la silla estaba allí y dobló su cuerpo en la posición de sentarse en una silla. Tenía que permanecer en esa posición hasta el mediodía. Los guardias del rey estaban listos para disparar a Khipil si se movía. Al mediodía apareció de nuevo Shahpesh. Le pidió a Khipil que le mostrara los jardines reales y que arrancara un mechón de flores. No había flores por ningún lado. Entonces Khipil arrancó algunas ortigas espinosas. King le pidió que le contara sobre su olor. Khipil comenzó a olerlos y su nariz estaba gravemente herida. Sintió un terrible picor en la nariz, pero Shahpesh le ordenó que no se la frotara. El rey también envió el ramo de flores a la esposa de Khipil como un regalo de amor de Khipil. Se sintió insultada y se enojó.Entonces Shahpesh hizo que Khipil permaneciera de pie con los brazos extendidos y que tuviera una granada en cada mano durante siete días y siete noches. También tuvo sed durante tres días y tres noches. Le pidió que bebiera el agua de las fuentes secas. El castigo ejemplar de Khipil abrió los ojos de la gente. Se pusieron alerta y obedientes y el país comenzó a progresar.