Si mi esposo y yo estuviéramos en la misma clase en la escuela secundaria, él me habría hecho reír tanto haciendo cosas para llamar mi atención, ambos hubiéramos terminado mucho detenidos. Fue bueno que no tuviéramos clases juntos porque habría afectado mis calificaciones y no lo extrañé porque nos veíamos todos los días antes y después de la escuela.