Además de actuar como un montón de mocosos mimados, parece que han decidido ignorar y abandonar toda moralidad y aceptar toda causa o acción radical en nombre de la libertad de expresión y los derechos.
El circo es interminable e inútil. Todo el nerviosismo y las fanfarronadas no logran ocultar el hecho de que no se está haciendo nada. ¿Por qué aprobar legislación y tratar con los electores (es decir, hacer aquello por lo que gana un salario del gobierno) cuando hay tanto antagonismo partidista inútil en el que participar?
Las maquinaciones políticas que veo a diario se pueden resumir en Macbeth:
"... Es una historia contada por un idiota, llena de ruido y furia, que no significa nada"
¡Me encanta!
He estado diciendo durante décadas que nos acercábamos a esta situación.
Ahora nuestra elección es ir al límite o retirarnos de él.
Apuesto a que saltamos.