Si miras una foto de Mesut Özil y luego una imagen de alguien que sufre la enfermedad de Graves (también conocida como enfermedad ocular tiroidea), creo que probablemente concluirás que no padece la enfermedad.
Los tres puntos que me hacen pensar que Özil no sufre son:
- Sus ojos no presentan ningún signo de enrojecimiento u otros síntomas típicos de la afección.
- La enfermedad de Graves es una afección en la que los efectos físicos a menudo van y vienen, o varían en gravedad. Los ojos de Özil se han mantenido bastante consistentes.
- Una condición como la enfermedad de Graves tendría efectos secundarios como problemas de visión, dolores y molestias o pérdida de la vista. Esto haría prácticamente imposible convertirse en un atleta profesional jugando al más alto nivel.