Debemos entender que incluso la AMENAZA de guerra es una poderosa herramienta de negociación. Aquellos capaces de llevar a cabo tal amenaza tienen una gran ventaja sobre aquellos que solo pueden aspirar a ella. La triste realidad es que probablemente nunca estaremos libres de la amenaza o el hecho de la guerra. Siempre se percibirá como una opción para alguien.
¿Cómo se hará la diplomacia de otra manera, sin el espectro de la guerra? Es la carta más grande de la baraja política.