Cristóbal
La inflación perjudica la eficiencia económica porque distorsiona las señales de precios. En una economía de baja inflación, si el precio de mercado de un bien aumenta, tanto los compradores como los vendedores saben que ha habido un cambio real en las condiciones de oferta o demanda de ese bien y pueden reaccionar de manera apropiada. Por ejemplo, si todos los supermercados del vecindario aumentan el precio de la carne en un 50 por ciento, los consumidores perspicaces saben que es hora de comenzar a comer más pollos. De manera similar, si los precios de las computadoras nuevas caen en un 90 por ciento, puede decidir que es hora de entregar su modelo anterior.
Por el contrario, en una economía de alta inflación es mucho más difícil distinguir entre cambios en los precios relativos y cambios en el nivel general de precios. Si la inflación es del 20 o 30 por ciento mensual, las tiendas cambian sus precios con tanta frecuencia que los cambios en los precios relativos se pierden en la confusión.
La inflación también distorsiona el uso del dinero. La moneda es dinero que tiene una tasa de interés nominal cero. Si la tasa de inflación aumenta de 0 a 10 por ciento anual, la tasa de interés real de la moneda cae de 0 a 10 por ciento anual. No hay forma de corregir esta distorsión.