Víctor
Desde un punto de vista combinado de geólogos e historiadores, la existencia del pterodáctilo (o pterosaurios, como se le llama) se remonta a un período de entre 150 y 70 millones de años. Los pterodáctilos, que parecían murciélagos demasiado grandes, eran criaturas extraordinarias, que se clasificaron como reptiles. Reptiles que sabían volar. También eran de un tamaño extraordinario. Algunos tenían una envergadura de hasta siete metros y medio. No solo eso, sino que sus esqueletos también eran de gran tamaño, a menudo más de cuatro pies. Estos dos hechos probablemente hacen que los pterodáctilos sean las criaturas voladoras más grandes que jamás haya visto la faz de la Tierra.
No solo en la forma, los pterodáctilos también compartían otro rasgo con los murciélagos en común. No podían sentarse erguidos y colgaban boca abajo como murciélagos cuando dormían o descansaban.
Los geólogos han encontrado la mayoría de los restos de los pterodáctilos en sedimentos marinos, por lo que no sería incorrecto suponer que estos reptiles o, más precisamente, dinosaurios voladores (como sugiere su nombre), encontraron su alimento en el mar buceando en busca de peces.