Durante años quise estar con mi familia y amigos, no sucedió.
En 2016 aprendí a disfrutar cada vez más de mi propia compañía. Ahora soy aún más extrovertido.
No hay nada que me guste más que estar rodeado, pero sin ser molestado, sentado y leyendo en un café concurrido con personas involucradas en conversaciones a mi alrededor, pero puedo sentarme en silencio y observar.
Eso o la compañía de un amigo genuino. Tengo muchos amigos, pero las personas con las que soy más cercano, las personas con las que puedo comunicarme bien y las personas con las que puedo compartir momentos son pocas.
Dios te dio tu familia pero afortunadamente te permite elegir a tus amigos.
Soy (honestamente) REALMENTE feliz en mi propia compañía.
Cuando soy feliz, me gusta salir con mis amigos, pasar
tiempo con mis padres o ver una película con mis primos. Sin embargo, cuando estoy
triste o deprimido, prefiero estar solo y apenas hablo con nadie. Pasar
tiempo con mi madre me hace muy feliz.