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En los Estados Unidos, la contracultura de la década de 1960 estuvo directamente influenciada por las décadas que la precedieron.
Los valores y creencias posteriores a la Segunda Guerra Mundial le dieron a la contracultura de los años 60 mucho combustible para quemar.
La guerra de Vietnam se sumó a los sentimientos de resentimiento que tenían los jóvenes en ese momento, y este es un estado de ánimo que ha continuado hasta el día de hoy.
Estilo de vida de la contracultura de los años sesenta
Tras la agitación de la Segunda Guerra Mundial, la década de 1950 se convirtió en una década de valores "totalmente estadounidenses" y el auge del consumismo.
Para los jóvenes que crecieron en la década de 1960, la generación anterior parecía materialista y "cuadrada". El capitalismo y la economía se habían apoderado de la psique estadounidense, y la juventud de la nación era infeliz y rebelde.
Cuestiones sociales, ideología política, música y drogas: estos fueron los cuatro elementos que encapsularon la contracultura en la América de los sesenta.
Mientras sus padres estaban ocupados trabajando de 9 a 5 y viviendo el sueño suburbano, los jóvenes en Estados Unidos empezaron a sospechar de la autoridad, el gobierno y la forma en que Estados Unidos se dirigía.
Cómo las actitudes sociales y la guerra de Vietnam afectaron a la contracultura de los años 60
El estallido de la guerra de Vietnam resumió los peores temores de la contracultura.
Para ellos, Estados Unidos se había enredado tanto con sus ambiciones políticas y económicas que había tenido que bombardear un país del sudeste asiático para evitar que cayera en las garras de los comunistas.
La contracultura temía que Estados Unidos hubiera ido demasiado lejos, que hubiera perdido de vista a la humanidad y lo que era importante en el mundo.
Para contrarrestar este sentimiento, los jóvenes se dedicaron a conceptos como 'amor libre' y bienestar espiritual.
Los jóvenes también se enfurecen política y socialmente: algo que era casi inaudito históricamente.
Este es un sentimiento que continúa hasta la fecha, con la amenaza de la globalización y las guerras del petróleo alimentando un resentimiento y una sospecha cada vez mayores hacia el gobierno entre las personas que forman la contracultura.