¿Describe el poema "Dover Beach" de Mathew Arnold?

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  • En este poema, Mathew Arnold lamenta la indiferencia de la gente hacia la fe y la religión. Pero él cree que toda confusión y crueldad solo pueden desaparecer si se permite que el amor reine supremo en el mundo. Está de pie junto a la ventana con su amada y mira al mar. La luna brilla y el mar está en calma y en paz. Hay hermosas luces brillando en la costa francesa, mientras que en la costa inglesa los acantilados se alzan majestuosos. Las olas del mar levantan pequeños guijarros y los arrojan sobre la arena. Hay una nota de tristeza en el rugido del mar.

    Recuerda que el mismo rugido había obligado a Sófocles a escribir tragedias. Ahora, le dice el poder menguante de la religión en el mundo. Compara la religión con el mar. El mar de la fe fue una vez completo y poderoso. La gente amaba su religión. Creyeron en Dios. Se amaban el uno al otro. Así la vida estaba llena de alegrías. Pero ahora las cosas han cambiado. Todo el mundo anhela pelf, poser y posición. El mundo parece hermoso. Pero por dentro está lleno de dolores y peligros. Se ha convertido en un campo de batalla donde no hay nada más que gemidos y gemidos y contiendas y luchas. El poeta piensa que este campo de batalla puede convertirse en un paraíso terrenal si las personas aprenden a amarse.

    El poema es simbólico. Aquí el mar representa el destino. Los guijarros son seres humanos. El mar del destino los levanta y los arroja. La retirada del mar muestra la disminución del interés de la gente por la religión.
  • El poema de Matthew Arnold "Dover Beach" personifica sus temas recurrentes de la alienación de la vida moderna e industrializada; su soledad personal y aislamiento como amante; y dolor por la muerte de su juventud.

    El orador del poema se encuentra en una noche brillante, iluminada por la luna, frente a Francia desde los acantilados blancos de Dover. Le ruega a su amante que se una a él en la ventana para admirar la belleza.
    "El rugido rechinante" de las olas sobre las rocas de la orilla viene a simbolizar para el narrador la voz atronadora del Creador, con su "eterna nota de tristeza" por los fracasos de la humanidad. El poeta recuerda la caracterización de Sófocles del ruido del mar como "el flujo y reflujo turbio / De la miseria humana".

    Esta meditación se convierte en un lamento por cómo el hombre moderno (en la era victoriana de Arnold) escucha cada vez menos la voz de Dios, de modo que "ahora sólo oigo / Su rugido melancólico, prolongado y retirado".
    Aterrado, el orador exhorta a su joven amor a encontrar consuelo en la única constante que queda - el uno en el otro - porque el mundo "realmente no tiene alegría, ni amor, ni luz, / ni certeza, ni paz, ni ayuda para el dolor".

    Al igual que la caracterización de Shakespeare de la condición humana como simplemente "sonido y furia que no significan nada", Arnold cree que la vida se ha vuelto poco más que "una llanura oscura / barrida por confusas alarmas de lucha y huida, / donde ejércitos ignorantes chocan de noche".

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