Hay una serie de características clave que deberían aparecer en todos los informes de auditoría que detallaremos aquí:
La portada de un informe de auditoría debe incluir el nombre de la organización, el nombre de la persona y la empresa que completó la auditoría y la fecha o fechas en las que tuvo lugar la auditoría.
El trabajo de un resumen ejecutivo es proporcionar una descripción general muy breve de los resultados de la auditoría: lo que encontró, lo que significan sus hallazgos para la empresa y cualquier conclusión que haya extraído de la auditoría.
Un resumen de antecedentes debe cubrir brevemente las acciones del auditor o de la empresa auditora antes de que se llevara a cabo la auditoría. Debe incluir cualquier razón que tengan el auditor o los auditores para completar la auditoría, y quién fue asignado a la auditoría y por qué.
En esta sección, el auditor debe indicar las metas u objetivos que esperaba lograr antes de realizar la auditoría. Por ejemplo, ¿se llevó a cabo la auditoría para mejorar los estándares de la empresa? ¿O simplemente para mantenerse al día con las estrictas regulaciones de la industria?
La sección de metodología debe contener un informe muy detallado de los procesos que se utilizaron para realizar la auditoría. Se debe analizar cada paso de la auditoría, como el tamaño de la muestra: ¿Por qué se utilizó ese tamaño de muestra? ¿Cómo se recogió la muestra? ¿Cuánto tiempo se tardó en recolectar la muestra? Esta debería ser la sección más detallada de su informe.
Esta sección también debe ser muy detallada. La sección de hallazgos debe incluir informes escritos de los hallazgos de la auditoría, que deben ir acompañados de una representación visual de los datos, por ejemplo, un cuadro, una tabla o un gráfico. Sus hallazgos deben completarse con una conclusión, que todos los miembros de la organización deben poder comprender; por lo tanto, no utilice terminología demasiado especializada.