La última vez que lloré de dolor fue el año pasado cuando murió mi perro, Shep. Era un tipo leal. ¡La última vez que lloré de alegría fue hace unos cinco minutos cuando abrí un nuevo recipiente de helado Moose Tracks!
Joy- El 3 de diciembre del año pasado, cuando sostuve a mi nieta recién nacida.
Pain- 24 de agosto de 1992 después de que el huracán Andrew diezmara nuestro vecindario y la mayor parte del resto del sur de Florida. Mi preciado bote estaba boca abajo en cuatro pedazos en 8 pies de aguas residuales.
Cuando tomé una oportunidad imposible de hacer que sucediera algo que era una oportunidad única en la vida. Fue una experiencia hermosa que me hizo llorar de alegría.
Cuando mi mejor amigo, mi querido perro, fue puesto a dormir antes de la Navidad pasada.
Me gustaría señalar que ambas experiencias sucedieron muy juntas. Lo primero sucedió primero. Me gusta pensar que lo primero me ayudó a superar lo segundo.