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La Revolución Industrial comenzó en la primera mitad del siglo XVIII y principios del XIX, provocando muchos cambios en el mundo y en la forma en que la gente vivía y trabajaba. Se originó en Gran Bretaña con una revolución completa en las actividades socioeconómicas, la tecnología y la cultura. El trabajo manual fue reemplazado por máquinas con un cambio en las técnicas de fabricación de hierro, industrias textiles, etc.
Esta revolución también desarrolló las carreteras, ferrocarriles y canales mejorando así el comercio. Fue en este momento cuando se introdujo la energía a vapor y otras máquinas motorizadas mejoraron enormemente la línea de producción, especialmente en las industrias textiles. Con el tiempo, la revolución industrial se extendió por Europa occidental y América del Norte y provocó también una gran cantidad de cambios sociales. A finales del siglo XVIII se desarrolló el barco de vapor y el motor se desarrolló a finales del siglo XIX. La gente comenzó a migrar del campo a las ciudades donde se podía encontrar más trabajo en tales fábricas. Los granjeros se redujeron a medida que las máquinas redujeron el número de puestos de trabajo en las granjas.
Aunque las máquinas se hicieron cargo, todavía se requería mano de obra para operarlas. Debido a esto, hubo un gran aumento en la población en Londres a medida que las familias comenzaron a acudir a la ciudad en busca de mejores trabajos. Sin embargo, fue la revolución industrial la que cambió por completo la faz del mundo en general.
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Realmente comenzó en Gran Bretaña con cambios en los métodos de cultivo, principalmente a principios del siglo XVIII, aunque los cambios se remontan antes. La revolución industrial en sí se puso en marcha hacia finales del siglo XVIII con el crecimiento de la industria y alcanzó su apogeo en el XIX. Puede encontrar más información aquí
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