Emilia
El esqueleto sostiene el cuerpo del suelo y mantiene su forma y ayuda en el movimiento. Muchos huesos del esqueleto actúan como palancas. Cuando los músculos tiran de estos huesos, producen movimientos como la elevación de las costillas durante la respiración o la acción de masticar de las mandíbulas y flexión de los brazos. Para que un músculo esquelético produzca movimiento, ambos extremos deben tener una unión firme. El esqueleto proporciona puntos de unión adecuados para los extremos del músculo. Los músculos esqueléticos que están firmemente unidos a los huesos juegan un papel muy importante en el soporte del esqueleto.
Por ejemplo; el músculo que se encuentra en la espalda sostiene la columna vertebral y la cabeza en su lugar. El diafragma, una lámina muscular que divide la cavidad del cuerpo en dos partes, está adherida a las costillas inferiores. Los músculos del diafragma y los que conectan las costillas entre sí, forman colectivamente parte de la caja torácica y son responsables de la respiración. Las extremidades están conectadas a las fajas por músculos, que también son responsables de su movimiento. La parte superior de los brazos y los muslos tienen músculos que pueden cerrar y abrir el codo y la rodilla. Los antebrazos y las piernas tienen músculos que son responsables del movimiento de manos y pies. Numerosos músculos controlan la manipulación de los dedos de las manos y los pies.