La inestabilidad política provoca escasez de alimentos. La gente
siempre está en guerra peleando. Esto les deja poco o ningún tiempo para practicar la
agricultura. Más importante aún, se dedica mucha energía y recursos a la guerra hasta tal
punto que la gente estaría demasiado agotada para dedicarse a una agricultura rentable.
Además, la guerra destruye las cosechas y los animales de las personas, incluso los asentamientos.
Falta de destreza tecnológica. Esto sucede especialmente en los países en desarrollo donde la capacidad de invención se ve restringida por fuerzas socioeconómicas.