Virgil
Hay varias fuentes de la constitución británica no escrita. En primer lugar, se ha llegado a considerar que las leyes estatutarias (una ley del Parlamento) tienen una importancia especial porque contienen normas relativas a ciertos derechos o deberes del ciudadano o sobre cómo debe organizarse el gobierno del país.
Las convenciones son prácticas consideradas como el comportamiento o procedimiento apropiado a seguir en determinadas circunstancias. Las convenciones constitucionales son normas relacionadas con el ejercicio de los poderes gubernamentales que se consideran vinculantes por y para los interesados, aunque no sean aplicadas por los tribunales de justicia. Algunos ejemplos incluyen las doctrinas de la responsabilidad ministerial individual y colectiva y la regla de que se requiere el consentimiento del monarca antes de que los proyectos de ley aprobados por los Comunes y los Lores puedan convertirse en ley.
Las obras de autoridad en libros escritos por teóricos constitucionales también han establecido procedimientos apropiados, como la Práctica parlamentaria de Erskine May y Una introducción al estudio de la Ley de la Constitución de AV Dicey. Además, los tratados y las leyes de la Unión Europea contribuyen a la constitución británica no codificada.