Pensamiento
En el mito antiguo, el Minotauro era un monstruo carnívoro, mitad hombre y mitad toro. Se rumoreaba que era el resultado de un enlace entre la esposa de Minos, rey de Knossos en Creta, y un toro. El Minotauro vivía en un enorme laberinto bajo el palacio de Knossos, tan grande que nadie conocía la salida, y cada año se recogía un número fijo de jóvenes y doncellas como tributo de otros reinos y se enviaba a la guarida del Minotauro. Teseo, heredero del trono ateniense, accedió a ir con otros cautivos a Creta con la esperanza de lograr derrotar al monstruo. Lo hizo con la ayuda de Ariadne, hija del rey Minos, quien lo ayudó a llegar al Minotauro, matarlo y encontrar la salida del laberinto desenrollando una madeja de lana para marcar el camino. Teseo más tarde dejó Creta con Ariadna, pero la abandonó en la isla de Naxos.
Cuando regresó a casa, olvidó que le había prometido a su padre cambiar las velas negras de su barco por otras blancas, como señal de su supervivencia. Su padre, mirando desde los acantilados, vio las velas negras y, creyendo que su hijo estaba muerto, saltó a la muerte. La historia del laberinto se recrea brillantemente en la novela de Mary Renault "El rey debe morir".
Héctor
Poseidón, el dios del mar, le pidió al rey Minos de Creta que le sacrificara un toro. El amable Minos decidió quedárselo para él y, para castigarlo, Poseidón hizo que Pasiphaë, la hija de Minos, se enamorara del toro. El resultado fue un mitad hombre mitad toro: el minotauro.