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En el acelerado mundo de hoy, donde la globalización está a la orden del día, el mundo se ha convertido literalmente en un lugar más pequeño. A la luz de estos acontecimientos, las interacciones internacionales han florecido enormemente a lo largo de los años, ya sea en el mundo empresarial, el ámbito político o el negocio del entretenimiento. Como resultado, la competencia en todos los campos se ha elevado a un punto álgido y la proporción de flexibilidad y aceptabilidad también ha aumentado. El valor de las nuevas ideas y las nuevas innovaciones se fomenta en todo el mundo y, por lo tanto, el pionero de cualquier innovación o idea exitosa se recibe con los brazos abiertos en todas partes.
Considerando el mismo escenario, la originalidad se ha convertido en una joya preciosa, mucho más valiosa que antes. Y ahí es donde entra el concepto de enfoques proactivos y reactivos.
Un enfoque proactivo es aquel en el que uno realmente inicia una tendencia que luego es seguida por otros. Esta metodología se denomina proactiva. En lo que respecta al enfoque reactivo, es exactamente lo opuesto al enfoque proactivo. Mientras que el enfoque proactivo habla de crear e iniciar una tendencia o idea, el enfoque reactivo cree en seguir una nueva tendencia o, más precisamente, adaptarse a los cambios más recientes que ocurren en la sociedad. Ambos enfoques son viables en el mundo de hoy, pero es el enfoque proactivo el que es mucho más productivo y ofrece retornos a largo plazo más prolíficos que el reactivo.