Gianni
El desperdicio no es solo desperdicio. Esa es la filosofía subyacente de uno de los países "más verdes" de Europa. Durante décadas, la política medioambiental danesa ha consistido en considerar los residuos como un recurso.
Gobiernos consecutivos han establecido estrictos estándares, pero depende de las autoridades locales recolectar los desechos que puedan producir los hogares.
En 2003, eso promedió 559 kg de desechos por danés, desde plástico y papel hasta botellas y baterías. En aquellos ayuntamientos donde no se recogen todos los tipos de residuos en la casa, hay sitios de disposición cercanos o líneas telefónicas de ayuda ciudadana.
Casi 10.000 daneses se dedican a la recogida de residuos, más del 0,1% de toda la población.
El duro impulso hacia una Dinamarca más verde le ha dado a su país un récord de orgullo.
Las cifras del gobierno para 2003 sugieren que el 31% de todos los desechos domésticos se reciclaron, mientras que el 62% se incineraron. El 6% restante fue residuos de vertederos.
Sin embargo, a menudo la cantidad total de residuos no es lo suficientemente grande como para que Dinamarca tenga sus propias plantas de reciclaje. En particular, los desechos plásticos, los desechos de productos eléctricos y electrónicos, las baterías y el metal se envían al exterior para su reciclaje.
El gobierno también tiene como objetivo limitar la montaña de desechos alentando a la industria a promover productos que dejen un mínimo de desechos después de su uso.