La clave para tratar las espinillas, para hacerlas menos notorias y, en última instancia, desaparecer por completo, es mantenerlas limpias.
Un tratamiento simple pero efectivo es sumergir un algodón en un poco de agua caliente (lo más caliente que puedas soportar ... ¡sin quemarte!) Con un poco de sal mezclada y aplicarlo en la zona en cuestión. El calor abrirá el poro y el agua salada limpiará y esterilizará el área.
Otro tratamiento por el que algunas personas confían es aplicar pasta de dientes en el área, ya que los productos químicos de la pasta de dientes ayudan a secarla. Lo único con esto es que puede picar un poco y también hacer que tu piel se ponga roja, ¡así que no recomendaría hacerlo justo antes de salir de casa!