Llave puesta
A principios de 1900, los habitantes de las islas del Caribe buscaron refugio en las tierras continentales vecinas. El movimiento se debió en gran parte a la tendencia de la trata de esclavos y la explotación colonial que se había establecido. Durante la Segunda Guerra Mundial, los "nuevos" nativos tuvieron que empezar a trabajar en las plantaciones de tabaco que cosecharon enormes ganancias para sus amos coloniales. Soportaron cambios y dificultades, incluso mientras se aferraban a sus tradiciones nativas. No fue hasta 1970 que las Indias Occidentales ganaron su independencia y fueron liberadas de las cadenas de la explotación territorial y racial por parte de los británicos.
A partir de entonces, muchos nativos se trasladaron a diferentes partes del mundo. Estados Unidos era una nación nueva y atractiva en ese entonces y el atractivo no escapó a los talentosos antillanos. Inicialmente, cuando emigraron a Estados Unidos, se desempeñaron como enfermeras, maestras, amas de llaves y cuidadoras especiales. Su talento y versatilidad se mostraron a su debido tiempo. Su oído natural para la música y su entusiasmo por aprender destacaron el trabajo de muchos talentos. Se destacaron en todos los ámbitos de los que formaban parte y, a su debido tiempo, la sociedad estadounidense reconoció el genio de estos migrantes.
Entre algunos de los famosos antillanos que han contribuido a la sociedad estadounidense se encuentran Alphonso Girandy, Robert Augustus Sweeney, August P. Teytand y William Johnson. La contribución de estos héroes a la lucha contra la explotación racial y territorial es encomiable. Los roles de Richard Allen y Nat Turner en las revueltas anteriores a la Revolución Americana se destacan incluso hoy.