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A pesar de ser uno de los desiertos más grandes y cálidos del sur de África, el desierto de Namib es relativamente abundante en vida silvestre, incluidos los elefantes.
Se ha desarrollado una variedad de técnicas de supervivencia que permiten a animales como el gemsbok y el avestruz mantenerse frescos incluso en los días más calurosos.
El gemsbok, un pequeño antílope, tiene un pelaje brillante que refleja la luz del sol, lo que ayuda a reducir su temperatura corporal. En su cara, el gemsbok tiene una red de venas especiales que permite que la sangre antes de que llegue al cerebro se enfríe mediante la respiración del antílope mediante un proceso llamado jadeo térmico. Esto permite que la temperatura corporal del antílope se eleve por encima de lo que normalmente causaría daño cerebral.
Los avestruces, por su parte, emplean el mismo proceso, pero, además, sus plumas aíslan al ave del calor del sol. Al correr en el calor del día, el avestruz puede enfriarse levantando sus alas y desplegando sus plumas para ayudar a la pérdida de calor por convección. Mientras corren, el movimiento del aire a través de sus plumas se lleva el calor corporal.