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La historia temprana habla de los sistemas de mensajería entre los persas, los romanos y los incas de América del Sur, organizados con el único propósito de la comunicación gubernamental. Entonces no había ninguna disposición para el ciudadano común. Y además, muy pocos ciudadanos sabían siquiera leer y escribir, para aprovechar estos medios de comunicación.
Algunos factores que trabajaron juntos para producir un repentino aumento en la demanda de comunicación fueron: el descubrimiento del hemisferio occidental, con su consecuente expansión de la población; el advenimiento de la imprenta; y la gran ampliación de las oportunidades de educación. Para satisfacer esta demanda, Franz von Taxis introdujo un servicio postal internacional en el siglo XVI. Operó entre un número limitado de estados europeos. Este intercambio de correo se regía por acuerdos internacionales, no una convención general, sino una serie de tratados bilaterales.
La era de los barcos de vapor y los ferrocarriles trajo consigo el transporte de correo privado a bajo costo y estimuló en gran medida el crecimiento de la comunicación por carta. Las administraciones postales se dieron cuenta de la necesidad de estandarizar sus métodos y tarifas y de simplificar los trámites involucrados. La introducción del "franqueo de un centavo" en Gran Bretaña en 1840 y la creación del sello postal por Rowland Hill fueron pasos en la dirección correcta.